Intento de establecimiento de jefaturas ilegales en el Ayuntamiento de Málaga

La protesta del día 24 de Abril a las 11am la dedicamos al nuevo episodio del esperpento y la «chapuza» jurídica que ha supuesto la disolución del CEMI e integración de sus trabajadores en el área de innovación del Ayuntamiento de Málaga. Resulta que en Noviembre del año 2023 -inicio de la disolucion del CEMI- a nadie se le ocurrió pensar que, cuando un centenar de trabajadores pasaran al área de innovación, era necesario tener una estructura jerárquica aprobada para gestionar el personal a cargo de todos los servicios y proyectos. ¿Quién podría haberlo imaginado?¿Cómo no se nos ocurrió antes?

Como todo se hace sin previsión ni conocimiento, en la pasada reunión en el mes de Marzo que mantuvieron el Alcalde, el área de innovación y el área de personal, se han dado cuenta que van a tardar más de un año en aprobar una estructura jerárquica para el personal que gestiona los proyectos y servicios de TI. Estructura que, por cierto, está compuesta por casi 30 puestos de jefatura. ¡Más jefes que en el CEMI!. ¡Toma ya eficiencia administrativa post-disolución del CEM!.

«El área de innovación tendrá más jefes que el CEMI»

Cuando encima se suma prepotencia al proceso, al aplicarnos sin negociación el convenio del Ayuntamiento en lugar del convenio CEMI –tal y como solicitamos y se nos prometió-, la posibilidad de subrogación de los puestos de trabajo que ostentaban jefaturas del CEMI ya no es posible. A nadie se le paga en la nómina un complemento como jefe, todos somos compañeros y compañeras del área de innovación con un CPT distinto, pero nadie cobra como jefe de nadie. Que movida ¿no?.

Pues la «solución» elegida consiste en enviar un correo electrónico desde el área de innovación al área de personal, con copia a los trabajadores, con la pretensión de instaurar una estructura de jefaturas «provisionales». Con su Organigrama y sus cajitas con Nombres y Apellidos. Sin concurso de mérito o capacitación. Sin Decretos ni Nombramientos. Y solicitando una remuneración adicional a través del «complemento de productividad», por «la mayor productividad por hacer de jefe». Y no sólo se retuerce el concepto de productividad (¿porqué un jefe es más productivo que un trabajador?), sino que esta remuneración no será absorbida por el CPT, tal y como sí sucede para el resto de trabajadores. Es decir, un jefe del CEMI cobrará el CPT como jefe CEMI y ahora cobraría otro incremento salarial adicional por ser jefe del Ayuntamiento. Doble combo. De nuevo, demostrando que conseguimos más eficiencia tras la disolución del CEMI.

«Los antiguos jefes del CEMI cobrarán el doble de complemento: como jefes del CEMI (CPT) y un plus como jefes del Ayuntamiento (productividad)»

El concepto de provisionalidad o urgencia también es esperpéntico. El mismo área de innovación que no planifica la disolución CEMI es la que invoca la «urgencia» o «provisionalidad». Se podría haber comenzando el proceso administrativo en paralelo en el año 2023, si el área de persona hubiese avisado que tardan más de un año en hacer sus tareas. O bien, haber retrasado un año la disolución del CEMI, ya que no existía ningún motivo justificado para realizarla -más allá de palabras huecas-, ni para hacerlo con urgencia. No hay ninguna justificación para invocar a la provisionalidad, aquí no se ha dado de baja médica un jefe que hay que sustituir de urgencia.

«Provisionalidad = Improvisación»

Es sorprendente el uso del correo eléctrónico enviado como si fuera un nuevo instrumento jurídico para suplantar los procedimientos administrativos. ¿Se imaginan un Ministerio donde el un Ministro envíe un correo electrónico para nombrar jefaturas y reparta dinerito durante un año sin más justificación que la «provisionalidad»? ¿Una Consejería de una Comunidad Autónoma que delegue en sus amigos los cargos de jefaturas sin otro mérito demostrable? Pues parece ser que en el Ayuntamiento de Málaga esto pretende ser jurídicamente viable. Sin plazas vacantes, decretos, nombramientos, ni RPTs. Total, solo es para un año y pico. O dos años, que se ha complicado la cosa. O finalmente para otra estructura jerárquica. O para otras personas en puestos de jefes. O si no nos convence el resultado, volvemos a empezar todo «provisionalmente» otro añito más, como dijo Groucho. Con mi correo electrónico, que me otorga poderes divinos municipales.

¿Se imaginan un ciudadano que invocara a la «provisionalidad» de su situación para dejar de pagar un impuesto? ¿Que enviara un correo electrónico al Ayuntamiento para definir otros importes del impuesto? Lo machacaríamos a embargos en nombre de la Ley. La misma ley, el mismo sacrosanto procedimiento administrativo que sólo aplicamos a los «ciudadanos», los «administrados». Nosotros, los Ayuntamientos, nos la pasamos por el forro cuando nos viene en gana, tenemos incluso policías antidisturbios para enviarlos donde queramos.

Esperemos que el Interventor, el Secretario o el Responsable de la asesoría jurídica del Ayuntamiento de Málaga eviten esta aberración jurídica en la sexta capital de España. Porque el Alcalde seguro que está mirando a otro sitio.

Si ellos no hacen su trabajo, lógicamente tendremos que ser los trabajadores municipales los que nos veamos nuevamente obligados a iniciar el único camino que nos dejan, la reclamación judicial. Como poco la inspección de trabajo («mire usted, señor inspector, tengo un correo electrónico y una etiqueta de anis del mono para hacer de jefe y cobrar por ello»). Pero que podría llegar incluso al juzgado de lo penal, por aquello de la prevaricación (asignar a sabiendas funciones que corresponden a funcionarios con nombramiento) y la malversación de caudales públicos (remunerar con dinero público destinado a otros cometidos).

Quizás el origen del problema sea creer que uno trabaja en una gran multinacional americana, en lugar de haber aprobado unas oposiciones donde se aprende la organización jurídica de una corporación municipal de la administración pública española. O quizás el problema sea que un Ayuntamiento funcione en realidad peor que una charcutería, donde no se puede cambiar las funciones del personal o las jefaturas (y su salario) por correo electrónico.

Tiene pinta de vodevil, pero en el fondo es muy triste todo esto. Que pena para todos nosotros. Que pena para la gestión de los servicios públicos de esta ciudad.